viernes, 20 de marzo de 2009

CIUDAD DE LOS VIENTOS




“¡Alalau, vientecillo traicionero de la pampa…”
LUIS DE RODRIGO

Huayra llacta, o wayra Marka, es lo mismo decirlo en quechua y en aymará, un detalle peculiar y característico simboliza a todo un pueblo con el apelativo: “Ciudad de los Vientos”. Después de hacer un intento de relacionar el viento con la ciudad de Juliaca, se halla valiosas referencias; se dice que el viento fue un elemento infaltable en la geografía local, constituido de extensas pampas de ichus silvestres, quienes silban al son del viento, así también la fuerza del viento fue utilizado para algunas actividades del hombre andino juliaqueño: los pescadores la emplearon para el desplazamiento de sus balsas, los agricultores la utilizaron para separar sus productos, en fin hasta la mayor utilidad de rotar molinos para sustraer el liquido subterráneo.
“Probablemente este fenómeno eólico, no solo haya servido de principal motivación para acuñar a la hoy capital de la provincia de San Román, como ciudad de los vientos, sino que haya precipitado el establecimiento de molinos de viento para el suministro de agua para la población calcetera. Uno de esos molinos se acondiciono en la entonces plaza Grau, hoy plaza Bolognesi.” (CALSIN RENE 2001)
Se registra existencia de varios estudios y literatura poética, hechos sobre el porque de la denominación: “ciudad de los vientos”, sin embargo el concepto mas asertivo se acerca, a la concepción de todo juliaqueño que tiene en mente, se trata de una ciudad llana y con extensas pampas de ichus, donde se percibe este fenómeno eolico, en toda su manifestación y por hoy esa determinación es un apelativo engalanador y arrasador de empuje hacia la acción, fuente de desarrollo.
“Apenas llegas a Juliaca, sale el viento, a recibirte con el mayor afecto. ES EL VIENTO que lame tenaz, calles y casas, parques y cerros, llanos y amoríos, el que te abraza apenas llegas a sus linderos” (VALCARCEL ALBERTO 1987).

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